Acabo de adoptar, y no sé qué hacer.
Lo has meditado mucho, o no. El caso es que ya está en casa tu nuevo perro. Has llegado de la protectora y tus sentimientos giran en torno a la ilusión, el desconocimiento y las ganas de cuidar y proteger al peludo que aún te mira de modo extraño.
Lo primero que quiero es que nos pongamos en perspectiva, y nos introduzcamos en la mente de nuestro nuevo peludo.
¿De dónde viene mi perro?
Tu nuevo amigo, ha tenido una vida que le ha llevado a la protectora donde os habéis encontrado. No sabemos que le ha sucedido desde que nació, ni cuantas veces ha sido devuelto ni “porqué”.
Probablemente ya estaba acoplado a su nueva vida junto a sus compañeros, y bajo los cuidados de los voluntarios y trabajadores del centro.
Nuestra llegada, en principio supone un nuevo cambio en su ajetreada vida. Nuevos olores, humanos, entorno. Y todo esto con una pesada mochila de emociones y experiencias vividas.
Evidentemente las primeras semanas, debido al elevado estrés provocado por la nueva situación hacen que se muestre cohibido, pero según avanza el tiempo y el nivel de estrés desciende, comienza a buscar su sitio en su nuevo hogar.
Digamos que comienza a mostrar aquello que lleva dentro.
Esto suele desconcertar a los nuevos guías, que a menudo repiten la frase: “Cuando llegó era un bendito”, y que provoca en muchas ocasiones la decepción y el cambio de actitud por parte de los humanos.
No olvidemos que, en la estadística de perros abandonados, dos de cada tres casos se producen en los tres primeros meses de adopción.
Una nueva oportunidad
También hay que tener en cuenta que un nuevo hogar, una nueva familia, es una oportunidad para el perro de empezar de nuevo, con nuevas normas, cuidados y rutinas, que debemos tener estudiadas y meditadas antes de tomar la decisión.
Así que me gustaría hacer una llamada a la responsabilidad, y que antes de introducirnos en una adopción, busquemos el asesoramiento de un profesional, tanto para la elección del individuo que se adapte correctamente a nuestras necesidades, como para su educación y el acople a su nueva vida.
Adquirir un perro es una decisión muy importante en nuestras vidas, y no podemos tomarlo “a la torera”.